viernes, 12 de septiembre de 2008

Zinedine Zidane, la prueba de que el futbol puede llegar a ser arte

Hubo un tiempo en el que los madridistas, se preparaban cada tarde de futbol como si algo maravilloso les fuera a suceder. Con el bocata de las grandes ocasiones, bufanda en mano y la camiseta blanca de cada domingo, los aficionados se dirigían al Santiago Bernabeu. Sus caras reflejaban algo que en temporadas pasadas no se apreciaba, una mirada confiada, tranquila, con pasión. En aquellos tiempos jugaba Zidane.

En el Bernabeu no quedaba una butaca libre, nadie se quería perder los partidos del Madrid desde que Zinedine Zidane llegara al equipo procedente de la Juventus de Turín. Todas las miradas estaban pendientes del francés, y no es para menos, mimaba el balón como una madre a su hijo, con la sutileza con la que un bailarín toma a su pareja artística, con la elegancia de un gran caballero. En aquellos tiempos jugaba Zidane.

El estadio saltaba, la gente disfrutaba y los amantes del futbol soñábamos. Soñábamos noches gloriosas, triunfales, mágicas. Porque Zizou en el campo demostraba que el futbol visto desde sus botas es mágico, la prueba más fehaciente de que el futbol puede llegar a ser arte. Alimentaba las retinas, emocionaba al corazón, inspiraba al soñador. En aquellos tiempos jugaba Zidane.

Pero no todos los días son fiesta. Llegó el día que hubiéramos quitado del calendario, la noche que ojala nunca hubiera acabado, la retirada del mejor jugador del mundo: Zinedine Zidane jugaba su último partido en el coliseum blanco. Entre sonrisas por volverle a ver y lagrimas porque ya era su última gesta, el estadio se llenó para despedir al jugado que enamoro al mundo. Tras el pitido final el francés acudió al centro del campo para agradecer a los aficionados el cariño recibido. Lloró, pero más nosotros, el futbol, y como no, el balón.
Tras dos años sin el mariscal solo me queda decir que algún día podremos contar a nuestros hijos que vimos jugar al más grande. En aquellos tiempos jugaba Zidane. Gracias maestro


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